Merindades de Castilla en la provincia de Palencia |
n la presente entrada voy a copiar la más que interesante entradilla de un artículo del insigne medievalista Gonzalo Martínez Díez. El artículo es de la obra colectiva: Palencia en la Historia, y tiene por título: Palencia en Castilla o la castellanidad de Palencia.
La actual provincia de Palencia, salvo en sus montañas septentrionales, es tierra de horizontes abiertos, que a falta de otros obstáculos orográficos utilizará para su delimitación el curso de los ríos; esta función divisoria es la que históricamente desempeñaron el Pisuerga en el oriente y el Cea en el occidente.
Pero como tierra abierta al fin y al cabo, y borradas y olvidadas también las fronteras históricas en la unidad de Castilla y León, la moderna regionalización, rotos los puentes con el pasado y carente de conocimientos históricos, vaciló a la hora de atribuir la provincia de Palencia ya a la región leonesa, ya a la región castellana.
Esta moderna regionalización no rebasó el ámbito puramente teórico y nunca llegó a verse plasmada en efectivas demarcaciones administrativas.
Durante toda la Edad Moderna y Contemporánea la unidad administrativa continuó siendo el Corregimiento, la Intendencia o la Provincia; las agrupaciones superiores de las administraciones militar, universitaria, judicial o eclesiástica, cada una de las cuales reunía varias provincias, trazaron sus demarcaciones con criterios distintos de espaldas a la historia contribuyendo así a distorsionar todavía más los recuerdos de cualquier frontera histórica dentro del reino castellano-leonés.
Esta carencia de criterio firme y de tradición histórica se reflejaba hasta en la instrucción elemental escolar donde unas veces se enseñaba que Castilla la Vieja se componía de seis provincias: Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia y Avila, y otras veces Castilla la Vieja se formaba con esas seis provincias más Palencia y Valladolid. Por el contrario, León como región constaba ya de tres provincias: León, Zamora y Salamanca, ya de cinco: León, Zamora, Salamanca, Palencia y Valladolid.
Estas vacilaciones a la hora de incluir las provincias de Palencia y Valladolid en Castilla la Vieja o en León, no eran otra cosa que el último fruto de la falta de una división regional durante toda la Edad Moderna y Contemporánea, y de una desconocimiento del pasado medieval. Porque históricamente no existe ninguna duda ni vacilación; desde 1157 en que a la muerte de Alfonso VII se divide el antiguo y único reino leonés en dos porciones, una que continúa con el viejo nombre de León y otra que asume el nombre de reino de Castilla, las tierras hoy de las provincias de Valladolid y Palencia serán del segundo de estos reinos, y dentro del reino de Castilla permanecerán siempre mientras éste existió separado de León, y continuarán castellanas sin interrupción dentro de la Merindad Mayor o Adelantamiento de Castilla durante los siglos XIII, XIV, XV y XVI hasta que ya entrada la Edad Moderna, comience a olvidarse la frontera que separó desde 1157 a los reinos de Castilla y León, y que continuó dentro del reino unificado, dividiendo a la Merindad Mayor o Adelantamiento de Castilla del de León.
Y si hoy existe algún movimiento minoritario, extraño por completo a los hombres de Palencia, que con terquedad digna de mejor causa insiste en negar la castellanidad de Palencia, esto es debido, aparte de los intereses políticos y localistas de esta negación y de una total indocumentación histórica, a que el nombre de Castilla se ha venido aplicando simultánea o sucesivamente a realidades territoriales muy diversas.
Gonzalo Martínez Díez (1982). «Palencia en Castilla o la castellanidad de Palencia». Palencia en la Historia. págs 69-70
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